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jueves, 7 de abril de 2011

SIN AGRADECIMIENTOS.

Si haces las cosas para que te lo agradezcan mejor ni las hagas, y si también el bien que haces lo tienes que anunciar con platillos y bocinas, entonces como que no tiene mucho sentido, como que el sabor no es el mismo cuando se hace por reconocimiento, que cuando se hace verdaderamente por sentimiento.  

Digo esto en ocasión de que una alta funcionaria del gobierno, estuvo por mi trabajo inaugurando algo pero el aparataje entre seguridad, asistente y tumbas polvo eran más grande que la obra para inaugurar, y todo tenia una etiqueta que decía esto lo hizo fulana, si pero no con su dinero. Está bien que lo haga, que justifiquen todo el bienestar y los sueldazos que le produce ser funcionario del gobierno lo que critico es el ruido al hacerlo.

Pero dejando atrás el tema de los funcionarios porque realmente no vale la pena en gastar neuronas pensando en ellos, y mas en este paisito tan especial y repartido como bizcocho entre un paquete de ladrones, prefiero enfocarme en nosotros, insistir en hacer las cosas buenas que hacemos y no esperar reconocimiento, hazla porque hay que hacerla, porque nos hace mejores personas, porque es mandato de Dios y no te sientas mal porque no te hayan agradecido lo que hiciste porque él que lo tiene que ver ya lo vio y eso es lo que importa.  

Y aunque duela el hacer el bien y que ni un gracias te den, pero eso es lo menos importante, lo que importa es hacerlo.

Así que amigos todos, hagan como dice Jesús en su palabra: ¨Lo que hace tu mano derecha, que no lo sepa tu izquierda¨ (Mat. 6,3) y no imiten a los funcionarios del gobierno que ya bastante tenemos con todos ellos.


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